Este pasado jueves septiembre 8 falleció la Reina Isabel II de Inglaterra y por espacio de casi dos semanas fuimos testigos de uno de los mayores rituales presenciados en los últimos tiempos para honrar la vida de una persona. Este fue un duelo público y colectivo. Representó el fin de una monarquía de 70 años y es a la vez una transición hacia algo nuevo. Después de una pérdida sabemos que siempre se da un cambio (puedes ver mi mensaje en https://youtu.be/UtMI7w9J_wY acerca de este tema).

La majestuosidad y solemnidad del funeral fue algo realmente impresionante y nos trae a la conciencia del valor del funeral. No solo, me recordó el tiempo en el cual impartía una clase sobre la muerte en la universidad de la florida y cubríamos precisamente sobre el valor del funeral, el cual se ha considerado el mayor ritual.

De acuerdo a Vanderlyn Pine1 el funeral aborda cuatro funciones sociales principales:
1. Sirve para reconocer y conmemorar la muerte de una persona
2. Proporciona un entorno para la disposición del cadáver
3. Ayuda a reorientar a los afligidos a sus vidas, que han sido rotas por la muerte.
4. Demuestra obligaciones económicas y sociales recíprocas entre los deudos y su mundo social.

El funeral está supuesto a tener dos grandes cualidades: primeramente, le demostramos al mundo que estamos en duelo, que hemos perdido a alguien especial para nosotros; la otra es darle la oportunidad a la gente que nos acompañe en el proceso. En el caso de la Reina Isabel II, las personas han acudido de una forma sin precedente. Entre la multitud hemos podido ver desde ancianos hasta niños que han querido ser parte de la historia; muchas llegaban a pagar sus respetos, como una forma de honrarla.
Hemos visto todos los elementos esenciales de este ritual: la expresión del duelo, el simbolismo, la tradición, la solemnidad, la unión. Otro elemento que estuvo presente fue la vestimenta de color negro. La familia real se vistió de ropa negra representando que están de luto, color que también utilizaron los miles de personas que asistieron al funeral. Hemos podido notar que a pesar de que muchas personas consideran que el luto está en desuso, es algo que simboliza el dolor interno al expresarlo externamente. En los tiempos actuales para muchas personas el vestir de negro no representa nada, sin embargo, es lo que se ha estilado como una forma de expresar que uno está de duelo. Esta costumbre de usar ropa negra en los funerales lo institucionalizaron los Reyes Católicos en el siglo XVI. El negro se consideró el color apropiado para los funerales. Era costumbre que las viudas se vistieran todas de negro, incluyendo manto, velo y sombrero en los tiempos de la Edad Media y el Renacimiento.2
En mi caso la ropa negra y guardar luto es parte mía pues es una creencia instaurada por mi madre. Es más, el párrafo siguiente lo tomé de mi libro, Déjame vivir mi duelo…y sanar de adentro hacia afuera:
Vestimenta negra
«¿Y andas todavía de negro? A ella no le gustaría verte de negro». Esa frase me la dijeron varias personas con la mejor intención ciertos meses después de haber fallecido mi mamá. En una ocasión contesté: «Bueno, a ella le gustaría verme de luto, pues ella me lo inculcó». Mi mamá creía en el luto. Cuando mi papá murió, ella le guardó tres años de luto rígido. Siendo una niña de doce años, yo guardé un año de medio luto.
Al presenciar este majestuoso funeral me trajo también a la memoria lo duro que es si no podemos tener un funeral. Hemos vivido una situación global con el Covid-19 que nos previno de tener un funeral o si lo tuvimos, no pudimos hacerlo de la forma que deseábamos. Me puedo identificar pues perdí a mi mama en junio 7, del 2020, en pleno tiempo de COVID y me vi privada, como tantas otras personas, a recibir los deseados abrazos y compartir nuestro duelo.
Por otro lado, muchas personas escogen no tener funeral, aunque pudiesen. Es su elección, pues no creen en dicho ritual. Sin embargo, para los que creemos en él y apreciamos el valor que este representa, deja un vacío el no poder llevarlo a cabo como siempre lo habíamos deseado.

Por otro lado, otras personas evitan ir a funerales pues “no les gusta”, siendo a veces la única forma en que confirmamos que la muerte ha sucedido. El funeral es un ritual para decir el último adiós, acompañando a nuestro ser querido a su última morada.
La Reina Isabel II, ha sido acompañada con mucha muestra de cariño, respeto y admiración. Al empezar nuestra vida, hacemos rituales celebrando la vida de un bebé que ha nacido. Al llegar al final de nuestra vida, de igual manera el funeral es ese ritual para honrar y a la vez celebrar nuestra vida.

1. DeSpelder, Lynn Ann & Albert Lee Strickland (2005). The Last Dance. Encountering Death and Dying. 7th Edition. McGraw-Hill Publisher: New York, NY
2. https://www.heraldo.es/noticias/sociedad/2019/12/02/por-que-viste-negro-los-funerales-1280957-310.html