Honrando el Tercer Principio de Transformación®
Gratitud, Perdón y Amor
Gratitud: ver con nuevos ojos
Cuando practicamos la gratitud en el duelo o el cambio, desplazamos nuestra atención del vacío hacia la presencia. Recordamos que la vida, incluso con sus imperfecciones, sigue ofreciéndonos belleza y conexión.
La gratitud se convierte en un ancla espiritual que nos recuerda que aún estamos vivas, aún somos capaces de sentir y aún estamos abiertas a sanar.
Perdón: liberar el corazón
Perdonar no es olvidar. No es justificar acciones dolorosas. No es apresurarse a superar el enojo o la traición. El perdón es una decisión: dejar de cargar con el peso del dolor en el corazón. Es una liberación. Un acto sagrado que dice: “Esto ya no me va a definir.”
Ya sea que perdonemos a otros, a la vida misma, o a nosotras mismas, esta práctica abre la puerta a la compasión. Nos permite suavizar lo que se ha endurecido y comenzar de nuevo con ternura y verdad.
Amor: la energía que lo transforma todo
Amor por la persona que perdimos.
Amor por la versión de nosotras que resistió.
Amor por la vida, incluso en su complejidad.
El amor es lo que nos conecta más allá de la muerte, más allá de la separación, más allá del cambio.
Es el hilo que nunca se rompe.
Cuando vivimos desde el amor, nos movemos con intención. Elegimos la compasión sobre el resentimiento, la presencia sobre la evasión.
El amor se convierte en nuestra guía. Nos recuerda que aún podemos vivir una vida con sentido—una vida que honre nuestras pérdidas, sin cerrarle la puerta a la alegría.
Vivir el Tercer Principio
Este es el corazón de mi trabajo: no borrar la pérdida, sino ayudarte a vivir con ella—y crecer a partir de ella—con gracia, honestidad y valentía.
Que hoy encuentres un pequeño momento para agradecer. Un paso hacia dejar ir lo que ya no te sirve. Y una respiración enraizada en el amor—por vos misma, y por el camino que estás transitando.
Con esperanza,
Ligia M. Houben
