En cualquier relación amorosa, existe el potencial de que surja una discusión. Nadie está exento de que esto suceda ya que somos seres complejos y las relaciones en sí, pueden llegar a ser complejas.

En este artículo deseo compartir lo que pienso puede ayudarte a entender como se suscitan las discusiones, y que hacer para llegar a una reconciliación del corazón.

Empecemos por comprender que somos seres humanos y a veces cometemos errores. A veces herimos sin querer, decimos la frase inadecuada, o actuamos sin pensar en la consecuencia de nuestras acciones. En esta ocasión puede ser que se te haga difícil perdonarte a ti mismo y te quedas en un estado de culpabilidad. De la misma forma que le digo a mis clientes cuando experimentan culpa, te invito a que te preguntes:

¿Cuál fue mi intención?

 ¿Quise herir a la otra persona? 

Recuerda, antes de cualquier acción hay una intención. Si no fue tu deseo herir a la otra persona, comprende tu calidad humana, y que al igual que el resto de las otras personas, puedes cometer un error. Pide perdón de corazón, perdónate a ti mismo, y suelta. Enfócate en continuar edificando la relación con tu ser amado, aprendiendo sobre lo sucedido para continuar creciendo y evolucionando.

Sí por otro lado, te encuentras en una situación en la cual estás dolida/o y te es difícil perdonar a la otra persona, te invito a reflexionar.

Primeramente, evalúa lo que ha sucedido y si amerita que te encuentres en ese estado.

¿Cuán grave es la situación?

¿Qué la provocó?

Si sientes que tu ser amado te hirió, te invito a que hagas esta reflexión, la cual muchas veces utilizamos al hacer trabajo de perdón:

Piensa en lo que te ha herido de la otra persona y pregúntate a ti mismo, si tú has actuado de forma similar en alguna ocasión. Considera también si tu intención en esos momentos fue herir a la otra persona, teniendo en cuenta de que tú también eres humana/o y cometes errores.

Al enfrentar una situación que te ha molestado o herido, tienes dos opciones: hablar sobre ello y decidir llegar a una reconciliación, o quedarte en ese espacio de dolor y molestia, lo cual no ayuda a sanar y liberar. Espero que optes por la primera.

Recuerda, tu vida tiene significado.

Ligia M. Houben