Esta mañana, durante mi caminata me encontré reflexionando sobre la vida y pensé sobre las famosas palabras de Sócrates: «La vida que no se examina no vale la pena vivirla». ¿Tomamos el tiempo para examinar profundamente nuestra vida?

Se me ocurrió que muchos de nosotros vivimos en piloto automático. Despertamos cada mañana después de que suena la alarma, preparamos nuestro café, nos vestimos, y nos dirigimos al trabajo. Muchos de nosotros hacemos todo esto sin pensar, de una forma automática.

Una vez que llegamos a nuestro lugar de trabajo, llevamos a cabo lo que nos corresponde hacer de una forma mecánica, en lugar de pensar, en lugar de planificar, en lugar de tener un objetivo con significado, en lugar de hacer las cosas con un propósito. Hacer una llamada de teléfono con un propósito. Escribir un informe con un propósito. Hablar con nuestro ser querido con un propósito.

Es mas, seria una buena idea que empezáramos a prestar más atención a lo que almorzamos o cenamos. Ya que a veces comemos y antes de que nos demos cuenta la comida se terminó y nos preguntamos:

¿Qué se hizo? Sucede lo mismo con la vida. Un día podemos realizar que nos comimos toda la comida de nuestro plato y nos preguntamos:

 

  • ¿Donde se fue?
  • ¿Qué hice con mi vida?
  • ¿Cómo utilicé mi tiempo?
  • ¿Lo desperdicié quejándome o lo disfruté?
  • ¿Utilicé mi tiempo amando o peleando?
  • ¿Pasé mi tiempo ayudando o hiriendo a los demás?
  • ¿Aproveché mi tiempo para conocerme a mi mismo o ignoré mis necesidades?
  • ¿Me siento agradecido o arrepentido por lo que hice o he dejado de hacer?
  • ¿Qué he hecho con mi tiempo?

 

Es cuando llegamos a estas realizaciones que adquirimos más conciencia sobre lo que es la vida. Estas reflexiones pueden suceder durante un momento crucial en nuestras vidas, o cuando enfrentamos una gran pérdida. Aun en esos momentos, tenemos la capacidad de decidir. O escogemos quedarnos sumidos en el dolor o transformarlo en una oportunidad para crecer, para encontrar más significado, para convertirnos en una versión mejor de nosotros mismos.

Muchas personas, al conocer el nombre de mi libro “Transforma tu pérdida” me han preguntado, Ligia, ¿cómo podemos transformar una pérdida? Respondo que todo comienza con nuestra respuesta a la pérdida. Es imposible evitar el sentir un gran dolor, ya que el duelo es la respuesta natural al enfrentar una pérdida, pero sucede que muchas veces ese dolor, esa pérdida, es lo que nos ayudará a abrir los ojos a otras posibilidades; nos puede ayudar a abrir los ojos ante lo que es importante, a expandir nuestra conciencia y preguntarnos ¿Qué estoy haciendo? ¿Donde estoy ahora y adonde quiero ir? Porque mañana será el resultado de las elecciones que hacemos hoy. No es posible vivir sin dirección o propósito y esperar que el mañana sea esplendoroso.

No es posible permitir que las cosas vengan simplemente a nuestras vidas, tenemos que poner nuestro empeño para que estas sucedan. Esto me recuerda las palabras de mi padre, Julio C. Martínez «El éxito es trabajo duro disfrazado de buena suerte».

A veces nos tocan golpes de suerte, pero la mayoría de las cosas que tenemos en la vida, en todos los niveles – físico, social, emocional, financiero o espiritual – dependen de las acciones que tomamos. Dependen de nuestras elecciones.

Recuerda, ¡Tu vida tiene significado!

Ligia M. Houben