¿Has experimentado alguna pérdida en tu vida? Probablemente, ya que todos las enfrentamos.  ¿Qué pasa cuando se espera de nosotros que regresemos al trabajo y seamos igual de productivos?

Muchas veces cuando alguien confronta una pérdida y regresa a su lugar de trabajo, los colegas evitan hablar sobre el asunto y hasta actúan como que nada ha pasado. ¿Qué pasa con el doliente?  ¿Se siente validado en su dolor? Muy probablemente se sienta solo e invalidado ya que no se le ha demostrado empatía o compasión. Frecuentemente, basada en mi experiencia con clientes, el doliente se encierra en la oficina experimentando enojo o a llorar, incapaz de concentrarse en su trabajo. El empleado no puede ser productivo pues el duelo lo sobrecoge y no puede compartirlo con nadie pues nadie ha demostrado interés sobre su estado emocional. Es necesario darnos cuenta de que vivimos en una sociedad que no reconoce el duelo.  Es una sociedad que tiene una negación con el duelo y para el doliente es sumamente difícil, sobre todo en el lugar de trabajo. Debido a esto, es frecuente que el empleado manifieste su duelo es a través del absentismo laboral. Prefieren perder días de trabajo que llegar a una compañía donde se espera que sean igual de productivos inmediatamente después de la perdida y llevar a cabo la misma carga de trabajo. Debido a que el duelo no se reconoce o valida, la persona pretende externamente que está bien, cuando internamente está destrozado. En la mayoría de las empresas no se acostumbra a hablar con el empleado en duelo y preguntarle si se sienten capacitados para hacer el trabajo-se ignora-recordemos que lo que se ignora no deja de existir, está simplemente reprimido.  Tengamos en cuenta que un empleado en duelo no es un empleado productivo.

Cuando hablamos de pérdidas ¿a qué nos referimos?  No nos referimos solamente a la muerte de un ser querido, pero también a otros tipos de perdidas. Por ejemplo, un divorcio o pérdida de salud, que nos hacen experimentar duelo, que es la respuesta natural y única a la perdida. Digo única pues somos únicos. Nuestro duelo es único y la forma en que éste se manifiesta varia de persona a persona ya que se puede expresar en diferentes dimensiones, tales como la física, emocional, social y espiritual. Por ejemplo, si pensamos en alguien que está de duelo, podemos imaginarlo triste y llorando; esta sería la dimensión emocional. Sin embargo, el empleado puede estar manifestándolo físicamente, padeciendo de insomnio. ¿Y si esta persona no duerme por las noches y afecta su trabajo? Es muy probable que al día siguiente se siente cansado y somnoliento. Por otro lado, ¿Qué tal si se encuentra irritable y se descarga con otros? El ser sensible es algo típico de la persona en duelo, y puede que en su lugar de trabajo le pidan que lleve a cabo ciertas tareas que lo irriten al punto de la desesperación, o lo hagan sentirse abrumado. Todo esto puede ser efecto de un duelo no procesado.  ¿Si esto se suscita en el lugar de trabajo, crees que esto contribuye a un ambiente profesional productivo y cordial?

Debido a todas estas razones expuestas, cuando hablamos de una empresa compasiva y productiva, no solamente nos dirigimos al dueño de la compañía, o al gerente. ¡Es para toda el personal! Es necesario que todos comprendan lo que el duelo es y cómo se manifiesta en el trabajo y en la interacción con otros, ya que esto afecta su productividad y sus relaciones a nivel profesional, además del personal.  Tengamos siempre en cuenta que lo que le sucede a la persona a nivel personal, se la lleva al trabajo. La gente no deja su duelo encerrado en casa al cerrar la puerta por la mañana y lo toma de nuevo al regresar por la noche. No es así. El duelo los acompaña todo el día y cuando se pierden en sus pensamientos llenos de dolor, el espiral hacia abajo se hace presente. El empleado necesita saber que él o ella es capaz de manejar su pérdida, pues la idea es ayudar al empleado ano a suprimir el duelo u olvidarlo, pero procesarlo y utilizar herramientas de vida que lo ayuden a ser productivo a pesar de enfrentar una pérdida. Que son capaces de transformar su pérdida en crecimiento personal.

Todo estriba en ser líderes con humanidad; İTodos podemos ser esos líderes! Desde la persona que barre el piso hasta el dueño de la compañía.
İTodos podemos ser líderes con humanidad y me llena de emoción compartir contigo que mi padre, Julio C. Martínez, fue un líder con humanidad pues él velaba por el bienestar de sus colaboradores. Ese ejemplo lo llevo en mi corazón, y al desarrollarme en el campo del duelo y las pérdidas, confirmo la necesidad de llevar la compasión y humanidad en nuestro lugar de trabajo.

Existe una gran necesidad en cambiar la dinámica en nuestro lugar de trabajo. Y existen cosas simples que puedes empezar a hacer ahora para convertirte en ese líder con humanidad…ese líder con corazón!

Empieza por prestar atención, practica la conciencia plena, y escucha.

Presta atención si existen cambios en el comportamiento o trabajo del empleado; toma el tiempo para saber sobre esa persona, y de esa manera podrás empezar a comprender lo que está sucediendo en su vida personal ya que no podemos separarlas, están unidas, y está la trae a su lugar de trabajo. Bríndale a tu empleado, a tus colegas, herramientas que los ayuden a enfrentar cualquier pérdida que estén confrontando y que la transformen en crecimiento personal.

Este es mi mensaje de hoy. Un mensaje de esperanza, un mensaje de compasión; un mensaje de productividad, un mensaje de liderazgo con humanidad.

Si deseas conocer como puedes brindar esta filosofía a tu compañía con el sistema que creé de Los 11 Principios de Transformación©, conversemos.

De mi corazón a tu corazón,

Ligia M. Houben, MA, FT, CGC, CPC

Asesora y coach en transiciones de vida y duelo.