Estar presente, en tu vida, tu trabajo, tu sanación, puede ser profundamente desafiante.
Especialmente cuando estás atravesando un duelo. Especialmente cuando estás viviendo una transición dolorosa que nadie más percibe… porque el dolor habita en silencio dentro de vos.

Tal vez nadie sepa lo que estás cargando—pero vos sí lo sabés.
Y aun así, te presentás.

Te presentás cuando el corazón está pesado.
Cuando vestirte ya se siente como un esfuerzo.
Cuando respondés correos con un nudo en la garganta, o cuidás a los demás mientras, en silencio, tratás de cuidar tus propias heridas.

Algunos días, quizás te dijiste que darías cinco pasos, y solo diste dos.
Pero esos dos pasos… cuentan.
Eso también es avanzar. Eso también es progreso. Eso también es resiliencia.

Porque la resiliencia no siempre ruge.
No siempre es visible o grandiosa.
Muchas veces es silenciosa, casi invisible.
Se ve como seguir, aunque el futuro se sienta incierto.
Se ve como elegir estar presente, incluso cuando te sentís desconectado/a.
Se ve como no renunciar a vos mismo/a… incluso cuando estás agotado/a.

Mostrarte no significa fingir que todo está bien.
No significa empujar el dolor o callarlo.
Significa elegir honrar tu verdad.
Significa susurrarte con ternura: “Estoy aquí. Estoy haciendo lo mejor que puedo hoy.”

A veces, mostrarse significa:

Decir “no” cuando tu cuerpo o tu alma necesitan descansar

Buscar a una amiga de confianza, incluso cuando cuesta poner en palabras lo que sentís

Respirar profundo antes de entrar a un lugar donde te sentís invisible

Llorar en el auto y aun así estar presente para quien depende de vos

Sentarte con tu dolor en lugar de huir de él

Y a veces, mostrarse también significa hacer una pausa.
Elegir la quietud.
Decirte: “Hoy no puedo… y eso también está bien.”

Esto también es parte del proceso de sanar.
Esto también es fortaleza.

Así que si estás en medio de algo difícil—duelo, pérdida, transición, desamor—sabé esto:
Cada vez que elegís presentarte, de la manera que puedas, estás practicando un profundo acto de amor propio.
Estás honrando tu humanidad.
Estás reconstruyéndote, con suavidad… desde adentro hacia afuera.

Y eso importa. Más de lo que te imaginás.

Ligia M. Houben